Tuve la oportunidad de sentarme y conversar con Jairo en el parque Cánepa, le dije si podía compartirle del Señor y asintió. Mientras le predicaba de Cristo me comentó que debido a la necesidad de llevar el sustento diario a su casa no hallaba tiempo para poder orientar de alguna manera a sus 3 hijos, trata de verlos por lo menos los sábados en las noches y los domingos, con todo supuso algo:... "ellos van domingo tras domingo a la iglesia y allí aprenden de Dios"
Este criterio destruye, si bien pudiera ser inocente, aun así destruye. Por eso no es raro que niños que asistieron a la escuela dominical desde pequeños, al cumplir 15 años mas o menos estén dejando de asistir y se estén involucrando en lo pecaminoso.